Y como mi buena costumbre incontrolable, comencé a leer apenas lo tuve en mis manos.
"Humor es tragedia más tiempo ", decía Woody Allen. Y quizás nada mejor que este libro para demostralo. ¿ Es qué alguien puede sonreír y disfrutar de un relato donde se habla de un cáncer, padecido y superado por la autora? ¿Es que se puede escribir del tema sin caer en las mieles de la autoayuda?, ese imperioso y maniático "you cant do it"
Mayra Sanchez demuestra acá, de un modo sorprendente, que si se puede. Que hay otra mirada posible y otra forma de no rendirse: el humor.
Este novela es mucho más que el relato puntual de una enfermedad, es una historia sobre la vida y, como toda novela, crea un mundo. Un mundo al que paradójicamente una quisiera ser invitada.
El centro de la historia es el minucioso relato de la enfermedad, pero también tiene un modo de mirar desde los ojos de Mayra, con fulminante ironía, el universo de la medicina ,de su propia omnipotencia y de sus miedos.
Con una mirada tierna (muy a su pesar) desfilan la familia, los amigos, sus perros y su gata, hasta el paisaje que se cuela por la ventanilla de su viejo auto.
Es la crónica de una mujer libre, descarada e insolente, risueña, irónica y hasta mal hablada, que un día tropieza con la muerte y atraviesa por el infierno haciéndonos sonreír.
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